Principales Casonas de Trujillo

801

Palacio Iturregui

Jr. Francisco Pizarro N° 688

Palacio reedificado por el prócer de la independencia, el coronel Juan Manuel Aniceto Iturregui y Aguilarte, nacido en Lambayeque y casado con la trujillana doña Manuela González Sáenz de Tejada y Martínez de Pinillos, de cuya unión nació Juan Manuel Claudio Iturregui González. Estos tres integrantes habitaron una colosal residencia de  6060 varas cuadradas, la más lujosa que el dinero pueda comprar, que, como señaló el arqueólogo George Squier (1873), fue «la mejor residencia privada de Sudamérica».

Anteriormente la casa perteneció a los marqueses de Bellavista. A la muerte de doña María Josefa Muños y Santoyo (2° Marquesa de Bellavista) en 1795, heredó el inmueble su hija María Isabel Cavero y Muños. Luego de su deceso, la residencia pasó a poder de su hermano Juan Manuel Cavero y Muños, último Marqués de Bellavista y primer alcalde del Trujillo republicano. Años más tarde, el 1 de mayo de 1841, el Marqués vende su casa de «seis mil sesenta varas planas cuadradas» al prócer lambayecano Juan Manuel Iturregui por la cantidad de 7340 pesos.

De inmediato, el coronel Iturregui inició la remodelación del inmueble cambiando el concepto arquitectónico de la ciudad. Adoptó los cánones europeos del palacete romano y —según Squier— «se trajeron obreros y artistas de Italia y Francia y el mobiliario fue confeccionado expresamente para ella en Paris». Debido al contraste que existía con las demás casas trujillanas de un piso, la casa Iturregui empezó a llamarse palacio, siendo una de las mejores de Sudamérica, por entonces.

Al morir Iturregui en 1871 y su esposa en 1789, el palacio pasó a su único hijo Juan Manuel Iturregui González. Durante la ocupación chilena a Trujillo en 1881, esta residencia fue ocupada por el coronel Arístides Martínez y su estado mayor. En 1932, tras la revolución de Trujillo, el Estado amenazó con bombardear el local de la Prefectura, motivo por el cual sus funciones se trasladaron a la residencia Iturregui, arrendada por el Club Central. Finalmente, el 4 de abril de 1973, Stanislas Potocki Iturregui, biznieto del prócer de la independencia, vendió definitivamente la histórica casona a la Asociación “Club Central”.

La mansión sigue los planeamientos y elegantes proporciones de los palacetes romanos y del sur de Italia de finales del siglo XVIII. La casa no se construyó en un solo solar, puesto que la parte trasera (Jr. Bolívar) se destinó a tiendas independientes. El palacio Iturregui es una de las pocas residencias de dos niveles y sus ventanas tienen las únicas coronaciones en fierro forjado en forma de peineta de Trujillo. En el primer piso de su fachada se abren dos amplias ventanas enrejadas y en el segundo se enfilan siete ventanas con sus respectivos frontones triangulares y balcones con barandas ramificadas en hierro, y separadas por pilastras de fuste estriado.

Sobre el primer patio de planta rectangular se ubican las galerías con soportes de blancas columnas con fuste estriado y habitaciones con grandes ventanas de hierro. Siguen a este conjunto dos salones donde que se aprecian las puertas y ventanas de finas maderas; asimismo muebles de diversas épocas.

La distribución arquitectónica del segundo patio es incomparable. Es un espacio rectangular rodeado de galerías de columnas de madera, además de las grandes ventanas de rejas de hierro que aumentan su magnificencia. Al final del patio se ha omitido el segundo piso y ocupa en su lugar una columnata, cuya finalidad consiste en dar mejor ventilación al inmueble. Esto completa las diversas dependencias de esta residencia que, por su fastuosidad y proporciones, está próxima a la categoría arquitectónica de palacete.

Casona de la “Emancipación”

Jr. Francisco Pizarro N° 610

Casona que fue propiedad del último alférez real de Trujillo, el vizcaíno don Tiburcio de Urquiaga y Aguilarte, y luego sede del Congreso de la República.

La casa primitiva erigida en el siglo XVI fue asolada por el devastador terremoto del 14 de febrero de 1619. Tiempo después, el general don Juan Martínez de Escobar y su esposa doña Magdalena Bazán y Tudela, estaban construyendo su residencia conyugal sobre los cimientos de la anterior; pero al fallecer el esposo, su viuda tuvo que vender la casa inconclusa a don Roque Zubiate en junio de 1645. En el siglo XVII, la casa perteneció al maestre de campo, el vizcaíno don Francisco de Larrea y Guinea; pero a su muerte fue adquirida por el convento de San Agustín. En diciembre de 1790, la orden religiosa vende la propiedad al maestre de campo don Tiburcio de Urquiaga y Aguirre, natural de Vizcaya y casado con la dama trujillana doña Petronila de Anachuri y Rucoba.

No hay fuentes documentales para seguir afirmando que en 1820, don Tiburcio de Urquiaga cede parte de su casa al intendente José Bernardo de Torre Tagle (Marques de Torre Tagle) para que inicie los preparativos de la independencia de Trujillo, que sería el 29 de diciembre. Lo cierto es que, luego del contraataque de las tropas realistas a Lima, José de la Riva Agüero traslada, el 16 de junio de 1823, la capital de Perú a Trujillo, instalándose en la Casa Urquiaga la sede provisional del Congreso Constituyente y del Gobierno de la República.

Posteriormente en 1846 fue nombrado Obispo de Trujillo el tv1onseñor José Higinio de Madalangoitia y Zaen de Zarate

En el siglo XX, los Rosell Urquiaga fueron los últimos dueños en habitar la casa y en 1944 la vendieron a la Casa Wiese, quien luego la volvió a vender al Banco Nor Perú en 1964. Tras el terremoto de 1970, que arruinó parcialmente el inmueble, fue reconstruido bajo la nueva categoría de Casa de la “Emancipación”, adquiriendo el rango de “Santuario Cívico”. Finalmente fue adquirida por el Banco Continental en 1975, hoy BBVA Continental, siendo acondicionada para diversas exposiciones culturales.

Según J. García Bryce la Casona Urquiaga es un arquetipo de la primera manifestación arquitectónica del Perú republicano, tipología que comprende desde principios del siglo XIX hasta 1880.

Es una magnifica casa de aspecto señorial, de buena calidad, de preciosas rejas de fierro forjado de Vizcaya, rematados los exteriores por conopeos de influencia napoleónica. Su fachada está formada por una portada coronada con tímpano triangular, que es flanqueada con sobrios balcones de antepecho de fierro y elegantes ventanas de reja, con repisas y conopeos.

El excelente patio principal continúa siendo el eje que agrupa a la sala principal y la cuadra. Las habitaciones se hallan sobre terraplenes, y en ellas la arquitectura aún no pacta con el barroco dieciochesco al conservarse la cubierta artesonada de madera, con ménsulas finamente talladas. En el zaguán y patio principal, la policromía barroca de las paredes fue reemplazada por elementos decorativos que imitan al mármol y franjas en azul y ocre amarillo, exaltando de esta manera la verticalidad utilizada en las columnas y la cobertura del corredor que rodea al patio.

El segundo patio o traspatio crea un ambiente de intimidad, donde la fuente esculpida en mármol de Carabamba invita a la reunión familiar alrededor del jardín, completando el espacio entre columnas, con banderas y podios de madera que anteriormente sirvieron de base a ornamentales ánforas.

Casona Cañete o de la Prefectura

Jr. Diego de Almagro N° 442

En un principio el solar fundacional fue asignado a Francisco Pizarro, pero nunca llegó a ocupar. Ante la carencia de un edificio para el cabildo (municipalidad), en 1567 se compró parte de este solar para construir dicho local. Tras el terremoto del 14 de febrero de 1619, la sede edil fue trasladada y el edificio pasó a diversos dueños. Así pasaron los años hasta que el 10 de octubre de 1800 Valentín Muñoz Cañete compró la vieja casa a la familia García Zarzosa y Herrera. En seguida, en su función de administrador de rentas, Cañete encargó la reconstrucción de su nueva residencia al arquitecto Evaristo Noriega, mulato de excepcional prestigio en la ciudad, quien fue responsable de la infraestructura que conocemos actualmente. Según Nicolás Rebaza (1898) en aquella casa doña Micaela Muñoz Cañete, esposa de don José Clemente Tinoco y Merino, bordó la bandera peruana, diseñada por San Martín, para ser izada al proclamarse la independencia de Trujillo el 29 de diciembre de 1820 (y no en la Casa del Mayorazgo de Facalá como se ha difundido).

Posteriormente, el 31 de abril de 1841, los herederos Muñoz y Oztolaza vendieron la casa a Manuel Cavero y Muñoz, último Marqués de Bellavista. Luego, sus legatarios la vendieron al Estado para ser destinada a sede de La Prefectura del Departamento de La Libertad.

Casona Orbegoso

Jr. Orbegoso N° 553

Casona célebre por ser la residencia del mariscal Luis José de las Mercedes de Orbegoso y Moncada (1795-1847), prócer de la Independencia de Perú y primer liberteño que ocupó la Presidencia de la República en 1833 y del Estado Nor-Peruano en 1837.

En un principio el solar fundacional perteneció en al conquistador Pedro González, encomendero de Jequetepeque y San Pedro de Lloc. Con el tiempo la residencia pasó a ser vendida a otras personas. Así en el siglo XVII, la propiedad  estada en dominio de Isabel Florencia de Rivas, casada con Diego Fernández Durán. Al encontrase la casa al frente de la iglesia de San Agustín, estos frailes solicitaron a los esposos comprarles una parte del inmueble para habilitarle una plazuela a su templo, puesto que carecía de atrio. La venta se efectuó el 14 de mayo de 1640 por la cantidad de 950 patacones. Sobre el área restante, el capitán Fernández edificó una nueva casa que es la base de la actual.

Años después, en 1707, ante la crisis económica que a travesaba Diego Fernández (hijo) decide rematar la casa a favor del capitán Francisco de la Huerta Zubiate. Pero a los cuantos años, la residencia es revendida al capitán Juan de Orbegoso Isasi y Aranda el 8 de abril de 1723 por la suma de 7000 pesos de 8 reales. Desde entonces la casa fue traspasada y vendida por diversos miembros de la familia Orbegoso.

Varios años más tarde, al morir en 1814 don Justo de Orbegoso y Buruturán, casado con doña Francisca de Moncada Galindo y Morales (4° Condesa de Olmos), la residencia pasó a dominio de su hijo Luis José de Orbegoso y Moncada. Al otorgar grandes aportes a la causa emancipadora, el 2 de septiembre de 1824 Simón Bolívar le nombra prefecto del departamento de Trujillo (La Libertad). Desde 1825 el mariscal Orbegoso emprendió importantes remodelaciones en su residencia, como la extensión de sus límites al recuperar la plazuela vendida al convento de San Agustín y la compra de un corralón al convento de La Merced; así como la sustitución de una antigua galería por un pequeño balcón de cajón en la esquina y amplias ventanas enrejadas en la fachada.

Por espacio de 264 años, la casona fue propiedad de la familia Orbegoso, siendo vendida en 1987 por Luis Carlos González Orbegoso Ganoza al Banco Internacional del Perú (Interbank), el cual se encargó de la restauración.

La planta en forma de “L” acoge, hacia un lado el zaguán, a los ambientes principales, como la sala, cuadra, cámaras y recamaras, que abren al corredor y al gran patio. El zaguán aún conserva el artesonado techo del siglo XVIII, dos grandes bancas laterales del siglo XIX, es pescante de madera con farol y cancela abalaustrada y valiosas pinturas murales superpuestas, correspondientes a diversas remodelaciones y en sucesión estilística mudéjar, barroco, barroco mestizo, rococó y neoclásico. El balcón visible en la esquina de la fachada fue emplazado en 1918 por Eduardo González de Orbegoso.

Casa del Mayorazgo de Facalá o de Tinoco

Jr. Francisco Pizarro N° 314

Ocupa parte del solar que correspondió a Melchor Verdugo, uno de los primeros vecinos tras la fundación de Trujillo (1534). Durante el siglo XVII el solar posterior era “eriazo” y a inicios del siglo XVIII construyó su casa el maestre de campo Bartolomé Tinoco Cabero, poseedor del mayorazgo que hacía 1600 había fundado Pedro Tinoco Tordoya sobre el ingenio azucarero de Facalá en el valle de Chicama y Cajamarca. La mansión fue residencia de todos los que pertenecieron al Mayorazgo de Facalá hasta la independencia. Un error muy difundido es la que afirma que allí bordó la bandera nacional doña Micaela Muñoz Cañete, cuando en realidad ella vivía en la casa de la prefectura, según Nicolás Rebaza (1898).

En el siglo XX, muy deteriorada fue adquirida en 1950 por don Jaime de Orbegoso, quien ejecutó una valiosa obra de restauración llevándola a su aspecto actual. En 1991 es comprada por el Banco Wiese, ahora convertido en Scotiabank, que culmina su restauración para adaptarla tanto a operaciones bancarias como para auspiciar diversos eventos culturales.

Al igual que la Casona Orbegoso, ésta tiene planta en forma de “L” sobre terraplén, pero con la peculiaridad de que sería indicio de la progresiva evolución de ésta a la planta axial: la sala principal ya no está al lado del zaguán, como en la casa del mariscal, sino frente a la puerta que da a la calle, al fondo del patio, pero la cuadra no va detrás sino a un costado. Según la documentación encontrada, los ambientes que tuvo la casona fueron: sala enladrillada, oratorio y coro, dormitorio, cuadra de estrado, sala de obispos (pinacoteca), pieza de estudio, un manantial o poso y un jardín. En el patio se encuentra una estatua de Cristóbal Colón análoga a la del Archivo General de Indias de Sevilla.

Casa Urquiaga – Calonge

Jr. Francisco Pizarro N° 446

El solar que ocupa fue otorgado a don Rodrigo Lozano, primer alcalde de Trujillo (1534). Luego, sus herederos vendieron la casa a don Pedro de Olmos de Ayala. Cuando arribó a la costa de Huanchaco el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey,  en 1604, el cabildo de Trujillo eligió la aludida casa como residencia apropiada para alojar al nuevo representante del rey. Después, en 1616, la casa fue adquirida por el religioso don Juan de Solís y San Martín; pero para su mala racha el catastrófico terremoto de San Valentín de (14-II-1619) echó abajo completamente la casa. Endeudado Solís tuvo que ceder la propiedad al convento de Santa Clara, que luego la vendió al alférez Juan de Sahagún, regidor del cabildo, quién erigió una nueva casa con los cimientos de la anterior.

Posteriormente, la residencia fue vendida a doña Francisca de Verde y Aranda, que en 1757 la cedió al convento de San Agustín y al de Santa Clara. Éstos la vendieron a doña María Petronila de Aramendi y Ferrer, cuyos herederos la volvieron a vender el 19 de agosto de 1802, comprándola don Juan Antonio de Ochaita y Urquiaga, ayudante mayor de infantería y esposo de doña Petronila Urquiaga y Anachuri.

Se dice que en marzo de 1824, el libertador Simón Bolívar arribó a Trujillo y sus ideas revolucionarias congeniaron unívocamente con don Juan de Ochaita que le brindó su casa para planificar parte de la campaña emancipadora. Desde esta casa se expidieron decretos declarando a Trujillo Capital de la República de Perú, la creación de la Corte Superior de Justicia y otros. El doctor Bernardino Calonge y Ochaita, nieto de don Juan de Ochaita y doña Petronila Urquiaga, fue gerente del primer banco de Trujillo, estando en facultad para emitir billetes, y reedificó la casona de sus abuelos. Al morir Bernardino en 1906, sin descendencia, la residencia pasó a poder de su sobrino Albero Urquiaga Calonge. El 12 de octubre 1972, los herederos vendieron la casona al Banco Central de Reserva del Perú, que concluyó su restauración.

Si bien la casona conserva su artesonado y ménsulas finales de finales del barroco, su carácter claramente neoclásico la define como un principal arquetipo de la arquitectura trujillana, remarcado por el austero portal de  madera de estilo toscano. A pesar de que los ventanales, la balconería y las hojas de la gran puerta de ingreso son del último tercio del siglo XIX, ello no altera su definido carácter de residencia de las postrimerías de la colonia y albores de la república.

La Residencia comprende una superficie de 2,274 m2 y se distribuye en tres patios: el primero vasto, empedrado y con una serie de columnas dóricas, a él se abren antesalas y salas; el segundo es un pequeño y hermoso espacio cuadrado, con serie de columnas jónicas rodeando una fuente; y el tercero presenta un pórtico dórico. Los salones, comedores, despensas, galerías y dormitorios están enriquecidos por muebles y cuadros de la época.

Casa Ramírez y Laredo o Ganoza Chopitea

Jr. Independencia N° 628

Esta casa es sede del Gobierno Regional y uno de los testimonios más importantes de la arquitectura monumental de Trujillo, por atestiguar la evolución estilística de los siglos XVI-XX. Esta mansión fue propiedad de Teresa de Ramírez y Laredo, siendo heredada por su hermano el clérigo Gaspar Antonio Ramírez y Laredo.

Según Ricardo Morales, en 1794 el capitán Carlos Flores compró la casa a la orden de San Francisco y la casa fue heredada por Ángela Flores, casada con Agustín Amorós. En 1813 el inmueble fue vendido a Juan Ganoza, luego a Fernando Ruíz Ganoza Cavero y, resueltamente, pasa a ser propiedad de la familia Ganoza Chopitea. En 1975 la casa fue adquirida por el Banco Industrial del Perú, siendo restaurada por el Instituto Nacional de Cultura.

Esta casa presenta una de las portadas más eminentes de la ciudad. Su portada policromada está compuesta por dintel liso en cuyo medio se enmarca la imagen protectora del arcángel San Miguel. Se enarbola sobre el dintel un recargado entablamento que descansa hacía el exterior sobre ménsulas. Asimismo, la corona un majestuoso frontón de ornamentación barroca-rococó, cuyo centro ostenta el símbolo eucarístico, y está flanqueada por dos leones vigilantes. La portada está complementada por una magistral reja metálica, que protege la ventana con doseles de yeso, y el pequeño balcón de madera de austeros acabados. El interior presenta pinturas murales de los siglos XVII-XIX: estilos manierista, mudéjar y barroco-rococó descubiertas en el zaguán, la galería, el patio y habitaciones.

GUARDAR PUBLICACIÓN
Compartir