Por: Juan Carlos Chávez Marquina

Los trujillanos sentimos orgullo de nuestra histórica y señorial ciudad, puesto que son muy pocas las que conservan su ubicación fundacional, siendo Trujillo, Lima y el Callao las únicas urbes amuralladas. Pero Lima sí tiene la certeza de celebrar con toda base documental su fecha de fundación, mientras que los hijos de Trujillo no. Actualmente los trujillanos celebramos con indisoluble solemnidad el aniversario de nuestra ciudad el 5 de marzo con una recargada y cultural “Semana Jubilar”; pero no se trata realmente de una fecha fundacional, sino del funcionamiento del Cabildo (municipalidad). La imposibilidad de celebrar su fundación ocurre a causa de la desaparición del Libro N° 1 de Cabildo con posterioridad al año 1811.[1]

Por otro lado, ordinariamente se afirma que Francisco Pizarro realizó una segunda fundación en 1535, que vendría a revalidar la hecha por Diego de Almagro en 1534. Pero, ¿es lógico volver a fundar una ciudad ya poblada? Esta incógnita ha conllevado a un intenso debate historiográfico en torno a estos dos personajes, la reivindicación de un tercero y la importancia fundacional de ciudades dentro del contexto por legitimar la Conquista, discusiones que sobreviven en la actualidad.

Con el objetivo de comprender lo anteriormente expuesto y la complejidad de las fuentes, a continuación, se realiza un balance historiográfico que permitirá justificar el aniversario de nuestra ciudad.

 Primer arribo al «valle del Chimo»

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Las primeras noticias del descubrimiento de Perú lo sabemos gracias a las crónicas de versados españoles quienes sufrieron los avatares de la Conquista y la instauración del virreinato. Sin embargo, sus relatos —a veces contradictorios—, siguen intereses personales y no muestran preocupación por detallar fechas, solo se limitan a narrar aventuras con que ganar crédito.

Luego del infierno que vivieron en puerto del “Hambre y pueblo “Quemado” (Colombia), Francisco Pizarro y sus hombres intentaron una segunda expedición en enero de 1526, donde lograron corroborar el testimonio de Pascual de Andagoya, sobre la existencia de un reino poderoso y, sobre todo, rico en oro. Después de que los “13 de la isla del Gallo” cruzaran la línea trazada por Pizarro, su secretario, Francisco de Jerez (1534), afirmó que cinco meses después fueron cien leguas más adelante y hallaron muchas poblaciones y tesoros.[2] Asimismo, el contador Agustín de Zárate (1555), señala que llegaron hasta una provincia llamada Motupe (Lambayeque) y luego partieron a Panamá.[3] Sin embargo, el príncipe de los cronistas, Pedro Cieza de León (1553), anota que llegaron más lejos:

[…] el capitán navegó por su caminoc descubriendo hasta que llegó a lo de Santa con gran deseo de ver si podía descubrir la ҫiudad de Chincha, de quien contavan los indios grandes cosas; mas como llegase donde digo, los mismos españoles le hablaron para que bolviese a Panamá para buscar más jente con que pudiesen poblar y señorear la tierra, de la qual no avía que pensar sino que hera la mejor del mundo y más rica, según lo vían por la muestra.[4]

Si los osados españoles navegaron hasta la desembocadura del río Santa, deja suponer que posiblemente descubrieron Chan Chan o el valle del señorío Chimú (conocido como “valle del Chimo”), reino de gran influencia y grandes riquezas en la costa norte como para no pasar desapercibido, conociendo la avidez de Pizarro. Asimismo, uno de los “13 de la fama”, Juan de la Torre, en una relación hecha en 1544 ante el corregidor de Arequipa, ratificó que: «descubrimos la costa toda hasta la provincia del Chimo que es donde aora está poblado el pueblo que dicen la ciudad de Trujillo».[5] Siglos más tarde el historiador norteamericano William Prescott también afirmaría tal arribo.[6] Además, varios cronistas aseveran que los hispanos regresaron a Panamá portando grandes tesoros, lo que infiere la interacción con reinos muy ricos como lo fue el señorío Chimú, el cual sería una de las etnias que colaboraron en la conquista de los incas.

Todo esto indica que Pizarro quedó fascinado con la idea de fundar posteriormente una ciudad en tan ricas tierras, encandilado en convertirla en su Trujillo de Extremadura, ejecución que sería encargada a Diego de Almagro, quien para finales de 1527 se encontraba en Panamá.[7]

El contexto de la fundación de Trujillo

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Es en el tercer viaje de Pizarro, ya con los títulos de Gobernador y Capitán general prometidos en la capitulación de Toledo (26-VII-1529), en que se fundan las primeras ciudades cristianas en Perú, siendo la primera San Miguel de Piura, cuya fecha —también difusa— fue, probablemente, el 15 de agosto de 1532. Un año más tarde, transcurrida la ocupación de Cajamarca y ejecución de Atahualpa (26-VII-1533), Pizarro decidió explorar la serranía de Cajamarca y Huamachuco con dirección al sur, primero a Jauja, donde fue bien recibido, y después hacia Cuzco, donde entró azarosamente para desvalijarla y fundarla como ciudad hispana el 23 de marzo de 1534. Posteriormente, regresó al valle del Mantaro, donde terminó de fundar la ciudad de Jauja, el 25 de abril del mismo año.[8]

El secretario Pedro Sancho de la Hoz (1534) relató que Pizarro comisionó a Almagro «visitar los caciques y señores de la comarca de Chincha y Pachacama, y otros que tienen sus tierras y viven en las costas del mar». Estando el tuerto en “Cena” (Saña) fue anoticiado de la expedición del Adelantado Pedro de Alvarado, conquistador de Guatemala, quien venía con 250 hombres, con las intenciones de probar fortuna en Sudamérica.[9] Viendo amenazada su empresa, Pizarro decidió enviar al Mariscal Diego de Almagro a Riobamba (Ecuador) para detener al Adelantado.[10] Luego de fundar Santiago de Quito, Almagro negoció con Alvarado la compra de su ejército y le solicitó una entrevista con Pizarro.

Pizarro, expresando su poder ante Alvarado y para acortar su estancia, también ordenó a Almagro adjudicar el dominio del norte con la fundación de una villa que lleve el nombre de su ciudad natal extremeña, la cual tenía que ubicarse en una zona fructífera y estratégica: ser un centro político-administrativo de los tributos, producción y recursos indígenas, poseer grandes tesoros que explotar y contar con el apoyo chimú para dominar a los incas. El “valle del Chimo”, en un lugar denominado “Canda”, fue la mejor opción para controlar el Norte.

Agustín de Zárate anota que fue en el trayecto donde Almagro (a finales de 1534) «a la passada dexó poblando la ciudad de Truxillo al capitán Martín Astete, como el Governador don Francisco Piçarro lo havia mandado».[11] Adiciona Cieza que también se hizo la traza urbana dejando a Estete con algunos españoles.[12] Finalmente, al llegar Almagro y Alvarado a Pachacámac, donde Pizarro —según Gonzalo Fernández de Oviedo (1557)— se le dio al Adelantado la suma de 100 mil pesos de oro para que dejase sus navíos, pertrechos y su gente y luego se regresara a Guatemala.[13]

Celebrada la fundación de Lima (18-I-1535), Pizarro y su séquito parten (en febrero) rumbo al “Chimu” —según su primo Pedro Pizarro (1571)—, «que es el valle donde está poblado[14] Trujillo que después de auer despachado a Almagro como está dicho fué a fundar a Truxillo»[15] o, como señaló Zárate (1555), «el Governador baxo a Trujillo a reformar la población y a repartir la tierra» (1995: 96).[16]

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Por lo visto, despejar la incógnita de la fecha fundacional de Trujillo resulta complicado si los primeros cronistas no han comprendido su importancia cronológica. Sin embargo, lo que la gran mayoría de cronistas deja en claro es que Francisco Pizarro fue el fundador de la villa de Trujillo. Pero ¿qué tienen que decir los propios protagonistas al respecto?

A través de una prolija confrontación de datos, especialmente de las cartas de Almagro y Pizarro y de las referencias de las Actas de Cabildo se puede datar una fecha aproximada que tal vez sea la correcta, así como descubrir al verdadero fundador. Pero estos testimonios personales no aparecieron sino después de un encendido debate que es necesario anteponer.

El concurso del IV Centenario y la propuesta de Raúl Porras

Durante siglos, la omisión cronológica de la fundación de Trujillo intrigó tanto a historiadores, literatos y otros investigadores, al punto de incurrir en la epifanía o fantasía para dilucidar el enigma. Pero la historia frenó la especulación y presentó los documentos que aproximan su datación y reivindican a su verdadero fundador.

En 1934, la Junta del IV Centenario de la Fundación de Trujillo, presidida por el Dr. Alfredo Scheelje, formó una Comisión que convocara a diversos investigadores a un concurso con el objetivo de fijar la fecha exacta de la fundación de la ciudad, para disponer el programa oficial de su celebración. El concurso finalizó el 31 de agosto del mismo año y se pusieron en discusión los trabajos históricos presentados, pero ninguno pudo cumplir con el objetivo esperado de la comisión: esto es, señalar una fecha de forma precisa e inobjetable. Sin embargo, la comisión consideró como ganador al trabajo presentado por “Don Dimas de Tijereta”, seudónimo adoptado por Raúl Porras Barrenechea, que reveló una acusada erudición histórica y un notable aporte a los datos documentales, inteligentemente concertados, en labor de ardua dedicación, por las numerosas citas de obras y documentos consultados.[17]

El extenso y contundente trabajo presentado por Raúl Porras consta de dos partes, en la primera describe varios antecedentes de Pizarro y los conquistadores antes de dar origen a Trujillo. Hace una notable divergencia entre “poblar” y “fundar”, indicando que los españoles primero poblaron territorios, pero no todas llegaron a fundarse y tuvieron que ser abandonadas. Asimismo, argumenta que el único conquistador que estaba facultado para fundar ciudades en nombre del rey, era Francisco Pizarro, debido a los privilegios otorgados en la Capitulación de Toledo (26-VII-1529), demostrando así que Diego de Almagro carecía de mencionada potestad y, por ende, no podría ser considerado fundador.[18]

En la segunda parte, Porras aclara que Diego de Almagro llegó al “valle del Chimo” para poblar un asentamiento o iniciar los preparativos para su posterior fundación. Esto ocurrió en los primeros días de diciembre de 1534; pero critica severamente la versión de la carta de Pizarro al Rey (1-I-1535) publicada por Marco Aurelio Cabero, donde se dice que: «la villa la fundó el Adelantado don Diego de Almagro el miércoles 6 de diciembre de 1534», arguyendo que se trata de una adulteración. Por otro lado, establece que Almagro, sólo estuvo poco tiempo en el “valle del Chimo”, puesto que tenía que retirarse a Pachacámac, por lo que encargó el proceso de población a Martín de Estete, considerando a este último como el “pre-fundador” de la ciudad y que además hizo el trazo urbano.

Finalmente, fiándose en la documentación que vieron el mencionado M. A. Cabero y Enrique Torres Saldamando, perteneciente a la Colección del Gral. Juan Buendía, enfatiza que la fundación de Trujillo empezaría el 3 de febrero de 1535 con la instalación del Cabildo y juramentación de alcaldes y regidores (Cabero) y se terminó el 1 de marzo con la distribución de encomiendas (Torres). Con esto, Raúl Porras concluye que Trujillo debe celebrar su fundación el 3 de febrero.[19]

Sin embargo, las premisas de su conclusión son de fuentes indirectas, es decir, basadas en testimonios ajenos que aseguran haber visto los documentos que aluden, lo cual invita a cierta suspicacia.

Poco antes de realizar la premiación, la Comisión decidió consultar al entonces Instituto Histórico del Perú sobre el aludido hecho histórico. El instituto respondió con un informe elaborado por el Dr. Carlos A. Romero, miembro N° 1 de la entidad y, por entonces, director de la Biblioteca Nacional. Romero llegó a las mismas conclusiones que Raúl Porras; asimismo, calificó de apócrifos los documentos presentados por M. A. Cabero. Agrega que Almagro pudo poblar la ciudad en los primeros días de diciembre de 1534 (6-8).[20]

Ratifica Romero que entre la documentación de la colección Buendía, del cual él mismo logró ver una copia del testimonio que alude Torres Saldamando, se señala que la fundación de Trujillo «se terminó el 1° de Marzo de 1535, cuyo día, instalado el cabildo, procedió a distribuir a los naturales en encomienda entre los capitulares». Finalmente, concluye que, siguiendo el precedente de la celebración fundacional de Cuzco, debe celebrarse como fecha oficial de la fundación de Trujillo el día de la instalación del Cabildo: el 1 de marzo de 1535.[21]

Frente a estas conclusiones, el 18 de octubre de 1934, la Comisión resolvió proponer como fecha de la fundación de Trujillo el 1 de marzo de 1535, día en que se culminó y el Gobernador Francisco Pizarro instaló el Cabildo, según la cita de Torres Saldamando y que fue validada por el Instituto Histórico del Perú.[22]

Los testimonios de Almagro y Pizarro

Hasta ese entonces la teoría más aceptada por la Junta del IV Centenario, fue la argumentada por Raúl Porras, quien sostiene que Diego de Almagro no fundó la ciudad de Trujillo porque el único que estaba facultado para ello era Francisco Pizarro. Además, afirma que las ciudades “primero se pueblan y luego se fundan”. Estas premisas generarían un intenso debate en el futuro cuando se analicen especialmente las epístolas dejadas por Francisco Pizarro.

Desde Pachacámac, el primero de enero de 1535, Diego de Almagro y Francisco Pizarro por separado escribieron al emperador Carlos I o Karolus V, rindiendo cuentas de los incidentes, conquistas y adjudicaciones. De la carta de Almagro no se conoce el original sino a través de una cita de Jiménez de la Espada y la transcripción inglesa y copia fotográfica del catálogo de la librería londinense “Maggs Bros”.[23] Esta carta en lo referente a Trujillo, según la versión española de Jiménez, consigna lo siguiente:

Poblados los dos pueblos de Quito traje conmigo unos 150 hombres, reformé la ciudad de San Miguel y sesenta leguas della, por mandado del gobernador, poblé en la costa la villa de Trujillo, en muy buena comarca, abundante de todo y que goza de sierra y llano con sus puertos de mar.[24]

El escrito comprueba que Trujillo fue poblada por Almagro en 1534, a petición de Pizarro, corroborando la premisa de Porras que primero las ciudades de pueblan y luego se fundan, siendo esta última exclusividad de Pizarro. Sin embargo, la carta de Pizarro “tira por tierra” este privilegio.

La carta de Francisco Pizarro ha sido encontrada en el Archivo General de Indias (Sevilla), cuyo tenor alude al incidente cometido por Pedro de Alvarado y da cuenta de las villas fundadas. Al referirse a Trujillo menciona que:

En esta costa de la mar del sur en la prouinçia de santa he poblado en nombre de v. mt. la billa de trugillo en parte que sera vno de los frescos y onrrados y prouechosos y bien poblado y proueydo de las cossas neçesarias para la poblaçion y sustentaçion del que ay poblado en esta tierra porq. tiene buen puerto çerca del y esta en comarca que ay muy rricas mynas de oro y en parte que pueden seruir en el los yndios de la syerra y los de los llanos syn trabajo / plega a nuestro señor se aya fecho en tan buena ora q. rreçiba desta villa v. mt. el seruycio q. yo deseo y a la prouinçia de puerto viejo he enbiado vn capitán para q. en nombre de v. mt. funde en ella vna villa porq. es buena tierra.[25]

En la epístola se puede inferir que Pizarro reconoció e hizo suya —como autor intelectual— ante la Corona la población de Trujillo encargada a Almagro, señalando las características de su atino, que al parecer conocía bien. Además se observa que Pizarro comisionó a un capitán la fundación de otra villa, contradiciendo así a Porras, quien sostiene la exclusividad del Gobernador para fundar ciudades. Entonces Pizarro sí pudo delegar a Almagro realizar una fundación a finales de 1534; pero entonces ¿qué ocurrió en marzo de 1535?

La institución del Cabildo

No tardó mucho tiempo para que otra investigación erudita cuestionara una vez más la fecha de fundación de nuestra ciudad, pero esta vez con concluyente base documental. En 1936, el sacerdote y prolífero historiador Rubén Vargas Ugarte S.J. publicó en la Revista Histórica el auto fundacional, transcrito del Primer Libro de Cabildo por el escribano Andrés de Obregón, el 17 de abril de 1610, que encontró en el Archivo del General Juan Buendía. El documento alude a la designación de autoridades edilicias por parte de Francisco Pizarro el 5 de marzo de 1535:

En la villa de Trugillo de la nueva Castilla cinco dias del mes de marzo año del nazimiento de muestro salvador Jesuxpto. de myll e quinientos e treynta e cinco años el muy magnifico señor Comendador don Francisco Pizarro Adelantado Governador e Capitan General en estos dhos. reynos por Su Mag. dixo que por cuanto el Mariscal don Diego de Almagro en nombre de su Real Mag. e suyo en su rreal nombre fundo [en] este assiento de la provincia de Chimo esta villa a la qual pusso por nombre Trugillo e dio poder a Martin Estete en nombre de Su Mag. e de su señoria para que ussase de theniente de capitán e justigia en ella e hiziese alcaldes e regidores a las personas que le pareciesse que mas conviniesse […] los dhos. vezinos que nuevamente se han asentado a quien su señoria [Pizarro] a dado yndios en depossito, que hazia e hizo nombramiento de las personas en quien le a parecido que combiene que sean alcaldes e regidores e mayordomo e procurador de consejo e mayordomo de la yglessia desta dha. villa en la forma siguiente:

Rodrigo Loçano por Alcalde

Blas de Atienza por Alcalde

Alonso de Aluarado por Regidor

García de Contreras por Regidor

Diego Verdejo por rregidor

A Pedro Mato por rregidor

A Pedro de Villafranca por rregidor

a Vitores de Aluarado

Diego de Vega Procurador e mayordomo del cavildo e mayordomo del concejo

[…] el dho. señor Governador les fuere fecha dixeron que si juravan e asi jurado el dho. sr. Governador dio y entrego a los dhos. Blas de Atienza e Rodrigo Lozano las baras de justicia que antes tenían de los dichos officios y se las dio de nuevo para que ussasen dellas por alcaldes ordinarios este presente año de quinientos e treinta e cinco años e los dhos. regidores de suso nombrados les mando que ussen los dichos oficios segun lo … jurado e que si necessario hera en nombre de Su Mag. les daria poder para lo ussar y exercer cuanto de derecho avia lugar, a lo qual fueron presentes por testigos Martin Estete e Antonio Picado vezinos en esta dha. villa. Francisco Pizarro.[26]

En anuencia con Raúl Porras, Vargas Ugarte asevera que Pizarro realizó una segunda fundación con la erección del Cabildo que empezó a funcionar a partir del 5 de marzo. Pero el documento parece señalar lo contrario.

Este documento se convirtió en la carta magna para devolverle el crédito a Diego de Almagro como el fundador material de Trujillo. Al iniciar el texto, Francisco Pizarro menciona que Diego de Almagro fundó y pobló la villa en nombre del rey y, como tenía que regresar lo más pronto, dio poder a Martín de Estete como teniente de capitán para la designación de alcaldes provisorios. Esto deja a entender que Trujillo era concebida como asentamiento por sus nuevos vecinos antes del arribo de  Pizarro. Entonces no habría necesidad de realizar una segunda fundación como asevera Raúl Porras, puesto que el Gobernador la encontró con población y trazo urbano.

Al César lo que es del César

La erección de la villa de Trujillo no la realizó un solo hombre, debemos reconocer la magna y acertada labor a tres personajes importantes: Almagro, Estete y Pizarro.

Llevando órdenes expresas de fundar una villa, don Diego de Almagro eligió el punto para clavar la picota y erigir la nueva urbe a finales de 1534, convirtiéndose en el fundador material; pero por su itinerario no pudo quedarse lo suficiente para las demás formalidades, así que delegó a Estete la distribución poblacional. Don Martín de Estete fue el ejecutor del nuevo asentamiento, puesto que realizó el primer trazado urbano, concertó su distribución y nombró a las primeras autoridades; pero carecía de potestad para erigir instituciones sin consultar al gobernador. Ante la despoblación, don Francisco Pizarro (después de fundar la Ciudad de los Reyes) pasó a la villa de Trujillo en marzo de 1535 para repartir las encomiendas a los 31 vecinos «que nuevamente se han asentado» y el día 5 legitimó el Cabildo con la investidura de autoridades respectivas, dejando consumado el nacimiento de la nueva urbe. Esto se puede resumir fácilmente en pocas palabras: Almagro fundó, Estete distribuyó y Pizarro instituyó. Pero sólo uno dirigió todo.

Si bien es cierto que Diego de Almagro es el fundador material de Trujillo, sin duda, Francisco Pizarro es el autor intelectual de tan magna proeza. Fue éste quien, impresionado en 1527 por las riquezas del “valle del Chimo”, encargó a Almagro fundar la villa de Trujillo en 1534 y al año siguiente personalmente oficializó las principales instituciones de una ciudad, reservándose un solar propio, puesto que Pizarro se había adjudicado en la capitulación de Toledo 200 leguas desde Tenumpuela hasta Chincha y, entonces, Almagro tendría que buscar fortuna en el sur. Por ello, con justicia se puede decir que la paternidad fundacional de Trujillo la tiene Francisco Pizarro, puesto que si no hubiera sido por su iniciativa, nada de esto hubiera ocurrido, y además así lo constan copias transcritas del Primer Libro de Cabildo y las crónicas.

Ahora, si Almagro fundó la villa de Trujillo a finales de 1534, por orden de Pizarro, ¿por qué habría necesidad de hacer una segunda fundación, como sostuvo tajantemente Raúl Porras con su binomio poblar-fundar? La respuesta se puede deducir de la visión centralista de la historiografía limeña, Raúl Porras se ofuscó al negar la facultad de fundar ciudades al pobre Almagro para no admitir que Trujillo se antepuso a Lima en términos fundacionales, basándose en vocablos ambiguos y sin comprender el contexto.

¿Noviembre o diciembre de 1534?

El último gran historiador que ha contribuido notablemente a la historia del Trujillo virreinal fue el lambayecano Dr. Jorge Zevallos Quiñones (1914-1997), quien también destacó en la arqueología, paleolingüística y genealogía del Norte peruano. En un seguimiento al itinerario de los conquistadores, Zevallos infirió que Diego de Almagro se encontraba realizando un estudio sobre las encomiendas de la costa norte para ser repartidas, por orden de Pizarro, y, cuando le llegó la noticia en Saña sobre la invasión de Pedro de Alvarado, avisó a su socio y luego se fue a Quito. Así sostiene que, si está comprobado que todos se encontraban en Pachacámac a finales de diciembre de 1534, y la distancia entre Piura y Lima es de 23 tambos, es de suponer que Almagro arribó al valle del Chimo a mediados de noviembre. Entonces debió fundar Trujillo en la última semana de noviembre (aprox. día 28) y arribar a Pachacámac a mediados de diciembre.[27]

Sin embargo, el mes de diciembre como antes se suponía ni está del todo descartado, puesto que sabe que la primera cofradía fundada en Trujillo fue advocada a “Nuestra Señora de la Concepción”, cuya fiesta es el 8 de diciembre. Si tenemos en cuenta que los españoles cuando fundaban ciudades solían invocar el nombre de algún santo —como en el caso de Lima “Ciudad de los Reyes” por la fiesta de los reyes magos (6 de enero)— es probable que su fundación haya sido también en la primera semana de diciembre. Por lo tanto, el intervalo de la fundación de Trujillo es de finales de noviembre y principios de diciembre de 1534.

Ante la falta de pruebas inobjetables de la fecha fundacional de Trujillo, la Municipalidad optó por celebrar su onomástico en la única data documentada que figura en la transcripción fragmentaria del Primer Libro de Cabildo: el 5 de marzo de 1535, fecha en que Pizarro legitimó el poder edil —el cual funcionó en casas privadas hasta 1551—. En consecuencia, la fecha que celebramos los trujillanos no es el día de la fundación, sino el día del cabildo o municipalidad, que viene a ser la consumación del acto fundacional.

Conclusiones

  1. Debido a la inexistencia del acta, no se puede dar una fecha exacta e inobjetable sobre la fundación de Trujillo.
  2. La fundación de la villa de Trujillo la realizó Diego de Almagro (fundador material) por orden de Francisco Pizarro (fundador intelectual) entre finales de noviembre y principios de diciembre de 1534 en el “valle del Chimo”, en un paraje denominado “Canda”, en el trayecto de retorno a Pachacámac.
  3. La fundación de Trujillo obedeció a tres razones principales: 1. ser un centro político-administrativo de los tributos, producción y recursos indígenas, 2. poseer diversas huacas con tesoros que explotar, 3. contar con el apoyo chimú para combatir a los incas.
  4. No hubo una segunda fundación, sino una complementación cívica: Diego de Almagro fundó la villa, Martín de Estete trazo y distribuyó los solares (finales de 1534) y Francisco Pizarro instituyó las encomiendas y las funciones del cabildo (marzo de 1535).
  5. El 5 de marzo se conmemora el aniversario de la municipalidad y no de la fundación de la villa, por ser la única fecha documentada.

La ciudad representativa del Norte

El colofón del reconocimiento legal de Trujillo se dio el 23 de noviembre y 7 de diciembre de 1537, cuando la Corona le concede el título de Ciudad y el Escudo de Armas, respectivamente. De esta manera Trujillo fue la única ciudad que por su tituló gozó ser la capital metropolitana del norte en el virreinato peruano. Antes como capital mochica-chimú y desde su fundación hispana, Trujillo ha sabido conservar su estatus político-económico-cultural dando importantes contribuciones a la nación peruana.

Su reconocimiento como Capital de la Libertad, de la Primavera, de la Marinera y lo que otrora fue capital de la Cultura, así como su Reserva Mundial del Surfing en Huanchaco, la convierten en un destino obligatorio para cualquier turista peruano o extranjero que se maravilla con este país. Después de Lima, sólo Arequipa rivaliza con el estatus que posee nuestra ciudad, una antípoda histórica del Norte vs. el Sur.


Notas:

[1] En 1811 el alférez Juan José Martínez de Pinillos hace mención a la Real Cédula de Armas en el Libro N° 1 de Cabildo. ARLL, Cabildo, Acta de Sesiones, Libro 18, ff. 145-145v.

[2]  Jerez, Francisco de. Verdadera Relación de Conquista del Perú y provincias del Cuzco. En Crónicas de la Conquista del Perú. México D.F.: Nueva España, 1947, p. 36.

[3]  Zárate, Agustín de. Historia del Descubrimiento y Conquista de la Provincia del Perú y de las guerras que hay en ella. En Crónicas de la Conquista del Perú. México D.F.: Nueva España, 1947, p. 514.

[4]  Cieza de León, Pedro. Crónica del Perú. Tercera Parte. Lima: PUCP/ANH, 1996, p. 68.

[5]  Lavalle, Antonio de (pseud. Perpetuo Antañon.). Juan de la Torre (uno de los trece de la isla del Gallo). Ed. Torres Aguirre, 1886, 27 pp. Citado por Porras 1934: 38.

[6]  Prescott, William. History of the Conquest of Peru, with a preliminary view of the civilization of the Incas. París: Baúdry’s European Library, 1847, p. 171.

[7] Lavallé, Bernand. Francisco Pizarro: Biografía de una conquista. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos / Instituto de Estudios Peruanos / Embajada Francesa de Perú / Instituto Riva Agüero / Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, pp. 66-67.

[8]  Cf. Vargas Ugarte, Rubén S.J. Historia General del Perú: El Descubrimiento y la Conquista (1524-1550). Tomo I. Lima: Carlos Milla Batres, 1966.

[9]  Sancho de la Hoz, Pedro. Relación de la conquista del Perú. En: Historiadores primitivos de Indias. Madrid: Biblioteca de autores españoles, Tomo II, 1853, pp. 189-190.

[10] Molina, Cristóbal. “Relación de la conquista y población del Perú”. En Urteaga, Horacio y  Carlos Romero. Colección de libros y documentos referentes a la Historia del Perú. Tomo I. Lima: 1916, p. 119.

[11]   Zárate, Agustín de. óp. cit. 1995, Cap. XII, p. 94.

[12]   Cieza de León, Pedro, óp. cit., p. 266.

[13]  Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo. Historia General de las Indias, islas y tierra-firme del mar del océano. Tercera Parte. Tomo 4. Madrid: Real Academia de la Historia, 1855, p. 240-242.

[14]   Los editores han corregido la palabra fundado por poblado (ver nota al pie de página).

[15]   Pizarro, Pedro. Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú. Lima: PUCP, 1986, p. 117.

[16]  Zárate, Agustín de. óp. cit. cap. 1995, Cap. XIII, p. 96.

[17] Junta del Cuarto Centenario de la Fundación de Trujillo. Apuntes y estudios históricos sobre la fecha de la Fundación de la ciudad de Trujillo, 1535-1935. Trujillo, 1935, pp. 27-35.

[18] Cf. Porras Barrenechea, Raúl. “La fundación de Trujillo”. En JCFT 1935: 37-52.

[19] Ídem, pp. 56-81.

[20] Camacho, Diego. “La ciudad de Trujillo fue fundada entre el 6 y el 8 de Diciembre de 1534”. La Industria. Trujillo, 23 de septiembre de 1934.

[21] Cf. Romero, Carlos. “Informe del Instituto Histórico del Perú sobre la Fundación de Trujillo”. En JCFT 1935: 14-26.

[22] JCFT, óp. cit., p. 35.

[23]  Porras Barrenechea, Raúl, óp. cit., p. 66.

[24]  Ídem, p. 68.

[25] Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Francisco Pizarro. Testimonio: Documentos oficiales, cartas y escritos varios. Editado por Guillermo Lohmann Villena. Madrid: Centro de Estudios Históricos, Departamento de Historia de América “Fernández de Oviedo”, 1986, p. 44.

[26] Vargas Ugarte, Rubén S.J. “La fecha de la fundación de Trujillo”. Revista Histórica. Lima, año X, 1936, pp. 236-237. El resaltado es nuestro.

[27]  Zevallos Quiñones, Jorge. “La Fundación de Trujillo”. El Comercio. Lima, 7 y 8 de mayo de 1984. Los fundadores y primeros pobladores de Trujillo del Perú. Tomo I. Trujillo: Fundación Alfredo Pinillos Goicochea, 1996, p. 11.

Cita del artículo:
Juan Carlos Chávez Marquina (2020). "La Fundación de Trujillo del Perú: Historia de una Polémica" en BICENTENARIO DE TRUJILLO PERÚ, 28 febrero 2020, disponible en: https://trujillobicentenario.org/725/fundacion-de-trujillo.
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